En Muestrario el autor recorre algunos de los asuntos habituales de su poesía: el paso del tiempo, los sentimientos encontrados de amor u hostilidad que van jalonando ese transcurrir, la vecindad acuciante de la muerte en que desemboca. Y lo hace de una manera marcada, esto es, en forma de secciones temáticas, estructura que explica el título de la obra, que aproxima esta a lo que podría ser una antología. El poemario se cierra coherentemente, tanto desde el punto de vista existencial -con la sección Postrimerías, muertes- como desde el poético -con el último apartado: Ars poetica-. Tras él, solo el poema que hace las veces de epílogo: Puesta en libertad: Vinieron las palabras hasta mí / y me dijeron: / Estamos fatigadas. / Danos la muerte o bien absuélvenos. / Decidí entonces concederles / la libertad, manumitirlas. // Vi luego cómo / se destrozaban entre sí.