Con el tiempo ha llegado a ser una de las figuras más importantes de la literatura. Si, como ella escribió, el agua se aprende por la sed y los pájaros por la nieve, quizá Emily Dickinson pueda aprenderse por el mar y las ciudades. Dominique Fortier repasa sus libros, su jardín y sus fantasmas e imagina momentos de la vida de Emily a partir de los lugares en los que vivió la poeta: Amherst, Boston, Mount Holyoke, Homestead.