CARRASCO, MATILDE / PÉREZ CARREÑO, FRANCISCA / BOZAL, VALERIANO / ALCARAZ, MARÍA JOSÉ / JAQUES, JÈSS
Acostumbramos a hablar del mundo de la ficción como si
a un texto o una imagen le correspondiera uno y solo un
mundo, como si una novela representara todos los estados de
cosas y los hechos de ese mundo. Sin embargo, los estados de
cosas descritos y los hechos narrados en una novela no dibujan
un mundo en su totalidad, ni siquiera son todos los que necesitamos
para entenderla. El mundo desborda el texto de la obra
y a la propia la obra, que sería ilegible sin ese mundo sobre el
que tiene sentido. El lector hace inferencias, establece hipótesis,
llega a conclusiones y adopta actitudes más o menos deliberadamente
haciendo uso de supuestos y creencias que no
son explícitas, sino que tienen que ver con ese mundo de trasfondo.
Los personajes adultos han tenido una infancia, las emociones
que motivan sus actos tienen una historia, cuando la
acción deja de centrarse en ellos, siguen existiendo, los acontecimientos
siguen teniendo consecuencias, las geografías de los
lugares preexisten o en todo caso se suponen el escenario permanente
de las historias, etc.