Pese a ser un itinerario relativamente duro, ya que entre Oviedo y Lugo es preciso superar siete cotas o pasos de montaña, entre ellos el ya mítico -en el mundillo jacobeo- puerto del Palo, el Camino Primitivo se ha ido consolidando en los últimos años como uno de los predilectos de los peregrinos. Según las estadísticas de la oficina de peregrinación de la catedral de Santiago, el Primitivo es la quinta ruta jacobea más utilizada: la supera ligeramente el Camino Inglés, pero se ha impuesto al Camino Norte, del que en cierto modo forma parte.Quien elige esta vía, que tan solo discurre por Asturias y Galicia, suele valorar varios factores: la historicidad, ya que fue el primer itinerario jacobeo, realizado por el rey Alfonso II entre la capital del reino de Asturias y la recién descubierta tumba del apóstol, entre 820 y 830; el entorno natural: el verde, la montaña, la permanente presencia de bosques y praderas, el recorrido por un territorio mayormente rural con una baja densidad de ocupación; la media distancia de su recorrido (311 km), que favorece la experiencia inmersiva de un camino completo, y, como guinda, el hecho de que esta ruta haya sido reconocida, dentro de los Caminos del Norte, como Patrimonio Mundial de la Unesco (2015).No creemos exagerar, por lo tanto, si afirmamos que el Camino Primitivo es una de las rutas jacobeas más atractivas, mejor preparadas para la acogida y, por ende, más recomendables para peregrinar a Compostela.