Mary Oliver, habitualmente remota y discreta, pasa al primer plano autobiográfico en esta bellísima miscelánea: nueve ensayos repletos de recuerdos, y una breve selección de poemas. De su thoreauniana atención por las arañas con las que convive en una casa alquilada a los «mil vínculos inquebrantables que persisten entre cada uno de nosotros y todo lo demás»; de «la réplica del milagro», que encuentra en la poesía de Whitman, a ese «todo está bien y no todo está bien» que en un solo verso revela la escritura de Robert Frost. A través de una mirada radicalmente singular, Oliver ve el mundo y la naturaleza con una claridad que muy pocos poseen. Y de este modo nos ofrece la posibilidad de aprender a experimentar nuestras propias vidas con un fulgor propio de la más bella de las auroras.