Si nos tomamos en serio el papel de la fotografía en la cultura contemporánea como estructura básica de la mayor parte de las imágenes que vemos, descubriremos que su calado no ha dejado de aumentar desde la providencial aparición histórica del daguerrotipo en el siglo XIX. Ya en ese origen parecía destinada a comparecer ante la Historia como artefacto largamente esperado. Pero sus consecuencias superarían con creces las expectativas de los más optimistas testigos de su tiempo. Por eso, en este libro, entendemos la fotografía como un artefacto complejo que atraviesa tres siglos y se sitúa entre su dimensión histórica, su condición de documento y su alto contenido de ficción. Esa combinación única de elementos prestados, de cosas vistas y de imágenes anteriores la hacen portadora de una memoria propia, una memoria de las imágenes que marca un nuevo escenario antropológico en el que estamos tan inmersos que apenas podemos llevar al plano de la conciencia. La memoria de la fotografía es casi más importante que su historia como artefacto, por eso, en este libro, recorremos sus avatares desde la perspectiva de nu