Semiología del deseo pretende indagar en la noción misma de deseo como experiencia transformadora, multifacética e inclasificable. Dentro de los contornos del deseo podemos experimentar desgarro, ternura o vulnerabilidad. Alteridad y deseo son tomados aquí como conceptos intrínsecamente unidos que a lo largo de los poemas van dando forma a la expresión poética de una pasión, mediante la exploración de cuestiones como la sensación de carencia y de anhelo, así como la melancolía que produce la pérdida del ser amado y la forma en que los amantes entretejen sus visiones del mundo. Articulada mediante un ambiente en ocasiones oscuro y surrealista, esta es una poesía que destaca lo corporal, lo físico, lo escatológico, como partes mismas de nuestro deseo y nuestro ser, y que pretende ser espacio para la expresión de esas pasiones tristes que el posible escándalo reprime. Cuestionándose sobre lo paradójico de sentir vergüenza de nuestra necesidad y de la petición, dada nuestra condición interdependiente, el yo poético hipotetiza sobre su propio deseo, su sentido o falta de este, sus salidas. Como hilo conductor destaca la fascinación del yo poético por la figura del otro, de los otros, en quienes se buscan aristas que amar, compuestas de gestos, manías, detalles observados con la rigurosidad gozosa de quien anticipa la pérdida. La poesía describe así al tú al que se convoca en la escritura, a quien, a partir de cierto punto, no se trata ya de comprender, sino de amar sin esperanza.