Un abismo de desigualdad e incomunicación dividía a la sociedad catalana de finales del siglo XIX. Es en este contexto que Guimerà escribía 'Terra baixa'. El sufrimiento, el desamparo y el espíritu de revuelta aumentaban el caudaloso y desbordado río de la Cataluña popular, un río encima de las aguas tumultuosas del cual la obra de Guimerà se convertiría en una poderosa metáfora colectiva, un mito popular explicativo de aquella sociedad trágicamente rasgada, un símbolo de la causa de los desposeídos contra la injusticia, de la buena gente contra 'el lobo'.