Reconstruye, en un ejercicio prodigioso de encarnación de la historia de un país en los destinos de una familia, los episodios fundacionales de una saga ya presente en Desmoronamiento o Donde no estén ustedes. Horacio Castellanos Moya retoma en esta novela la saga de la familia Aragón, afianzada en Desmoronamiento, y entreteje la lucha por elEstado con el devenir de una estirpe de hacendados y militares para quienes el destino de la patria es una cuestión de familia. Pero el destino de estos hombres adopta todas las formas del fracaso, y para afrontar esas adversidades, Haydée abraza la práctica de escribir. Empieza a llevar un diario de los acontecimientos cuando su marido, el periodista Pericles Aragón, crítico mordaz con el gobierno del dictador salvadoreño, es arrestado y encarcelado. Mientras registra en su diario las conversaciones con su marido, narrala progresión de las detenciones, la prohibición de las visitas a los reclusos, las vicisitudes del golpe de Estado y de la consiguiente huelga general; al mismo tiempo, el devenir de su entorno familiar y social: la disparidad entre los padres de Haydée y Pericles uno militar, adicto al régimen; el otro liberal, opuesto al tirano y los sinos de sus tres hijos. Uno de ellos, el licencioso Clemen, está implicado en el golpe de Estado y tratará de huir del país junto a Jimmy, su primo militar que también participó en el golpe. Sus aventuras se turnan con el dramático despertar de la conciencia de Haydée, que asiste, siendo testigo de sí misma, a las inesperadas consecuencias de su escritura.La crítica ha dicho...
«Es un melancólico y escribe como si viviera en el fondo de alguno de los muchos volcanes de su país.»
Roberto Bolaño «Es el único escritor de mi generación que sabe cómo narrar el horror, el Vietnam secreto que durante mucho tiempo fue Latinoamérica.»
Roberto Bolaño «Las novelas de Horacio Castellanos Moya no dejan indiferente.»
Rosa Mora, Babelia«El hondureño Horacio Castellanos Moya es un escritor experto [. . .] Tiene instinto para narrar sucesos, maneja con habilidad las elipsis y utiliza un lenguaje dúctil, rico de matices y capaz de afrontar con solvencia cualquier modalidad discursiva.»
Ricardo Senabre, El Cultural