Estas páginas recogen una visión de la escuela poco frecuente: la de la práctica diaria en un aula concreta. No hay en ellas elaborados discursos, ni elevados conceptos al uso. Dibujan, simplemente, situaciones vividas en clase a lo largo del curso y apuntan pistas y reflexiones personales, ofreciéndonos un paisaje en el que podemos reconocernos y descubrir ventanas abiertas a nuestras propias experiencias. Un libro con 28 cartas desde la escuela y un inconfundible sabor a tiza.