Irène Némirovsky escribió en todo momento y en todo lugar. Y, desde los veintiún años hasta su deportación y fallecimiento en el campo de concentración de Auschwitz, publicó constantemente. Algunas de sus novelas, como El malentendido, El vino de la soledad o Jezabel, aparecieron en revistas de la época antes de convertirse en libros, al igual que muchos de sus relatos breves, que se hicieron conocidos gracias a semanales de corte femenino. Más tarde, con el recrudecimiento de la guerra y los estatutos antisemitas del gobierno de Vichy durante la invasión alemana de Francia, las cosas se complicaron. Pese a necesitar el dinero más que nunca, sus historias comenzaron a ser rechazadas; y, cuando no lo eran, debía utilizar pseudónimos, como Pierre Neyret o Denise Mérande.
No fue hasta sesenta años después de su muerte que Némirovsky encontró su lugar en el panteón de las grandes escritoras del siglo xx, a partir del premio Renaudot a su inconclusa novela Suite francesa. Sin embargo, la memoria colectiva nunca la olvidó. Y ahora, al fin, este Cuentos selectos –con prólogo de Pola Oloixarac– recupera sus grandes pequeñas historias, algunas ya conocidas y otras (la mayoría) inéditas hasta la fecha en español. Así, esta recopilación sólo acentúa la certeza que ya conocíamos: la gran literatura siempre triunfa.