La segunda parte de la serie Dreamland Billionaires, un fenómeno con más de 2.500.000 de lectores. Enamorarse no era parte del contrato.
DECLAN: Estoy destinado a ser el próximo director general del imperio mediático de mi familia. ¿El único problema? Una cláusula en la herencia de mi abuelo. Cumplir su último deseo significa que debo casarme. Y me parecía imposible hasta que Iris, mi asistente, se ofreció a ello. Se suponía que nuestro matrimonio era la solución perfecta. Pero cuanto más fingimos que estamos enamorados, más confundido estoy. Sentir algo por Iris nunca fue parte del trato. Especialmente porque romper su corazón sería inevitable.
IRIS: Casarme con Declan parecía un plan fácil: vivir juntos, celebrar la boda, tener un bebé. Las reglas que pusimos eran muy claras. Y no debemos romperlas por mucho que Declan me tiente. Pero ¿qué ocurre cuando a veces los sentimientos parecen reales? Enamorarse nunca ha sido una opción. No para mí.
«Una historia tan adictiva y cautivadora como La letra pequeña. ¡Imposible no disfrutarla!» Manu Almeida @manu.balfour