En un contexto de profunda crisis como el actual, no solo del mundo económico, sino también del universo de ideas que sustenta nuestra sociedad, es necesario volver la mirada a lo elemental. Así, la economía se nutre de la infinidad de pequeñas decisiones de producción y consumo que los agentes económicos toman cada día, y el que estas decisiones, sobre todo las que se dan en el ámbito empresarial, estén correctamente fundamentadas, no únicamente en unos conocimientos económicos, sino también en unos principios éticos, es condición necesaria para la inevitable refundación de un sistema económico que ha de ser más sostenible que el que habíamos construido hasta ahora. El buen funcionamiento de las organizaciones es un prerrequisito para el correcto desarrollo de la economía, sea cual sea el sistema económico en el que operen y para el bienestar general, pues, como señalaba Peter Drucker, no existen países desarrollados o subdesarrollados, sino administrados o subadministrados, y para ello será preciso que las empresas estén cada vez mejor dirigidas, mirando más allá de los intereses de los accionistas y pr