«Con mucha probabilidad, yo no me habría convertido en escritor si no hubiera leído a Franz Kafka, o si la obra de Franz Kafka no existiese. Si intento borrar la obra de Kafka de mi alma, me quedo sin vocación literaria. [...] Mi primera recomendación es leer, como primer plato, las tres narraciones largas de Kafka: "América", "El proceso" y "El castillo", por este orden. Y luego el diario, los cuentos, la carta al padre, los epistolarios, en fin, la obra completa. Kafka te manda amorosamente que te leas su obra completa. No te lo manda. Tú sientes esa necesidad, por una razón bien simple: cualquier frase de Kafka es un prodigio de la vida. Por eso acabas leyéndote no solo la obra completa sino todo cuanto se ha escrito sobre él».