Robert Bloch (1917-1994) empezó a publicar a los 18 años y enseguida
se convirtió en autor cotizado de las páginas de las revistas de género
más importantes de Norteamérica y del Reino Unido –en especial de la
legendaria Weird Tales– además de colaborar asiduamente en la radio,
la televisión y el cine, donde ganó fama universal gracias a
la adaptación que hizo Alfred Hitchcock de su novela «Psicosis».
Discípulo de Lovecraft en sus primeros años, pronto desarrolló
un estilo propio que no tardaría en hacer escuela no sólo entre
los escritores pulp, sino entre los periodistas de sucesos.
Su indiscutible talento llamó la atención de August Derleth,
que publicó sus primeros libros en la mítica editorial Arkham House,
donde apareció en 1960 la presente colección de cuentos: «Dulces sueños...»
Las quince historias de este volumen nos revelan a Robert Bloch
no sólo como maestro del horror sino como cronista de la América
profunda –una América brutal, siniestra, demoledora– haciendo
de la fantasía un vehículo con el que transitar tanto en clave de humor
como macabra por los riscos del género, fiel siempre a su tesis:
la realidad es infinitamente más terrorífica que la ficción;
un loco es mucho más temible que el más cruel de los vampiros clásicos.
Hay aquí, claro está, historias de vampiros y de fantasmas,
de alucinados y de inocentes que matan. E historias de niños perversos
y de adultos no menos perversos… La gran virtud de estos cuentos
radica en que al final no sabemos quién es más temible,
si el vampiro con toda su tradición cultural y libresca
o el inocente que mata precisamente porque quiere ser bondadoso.
Como dijo Bloch en una nota para una recopilación de sus cuentos:
«Espero que ustedes devoren estos cuentos... antes de que ellos
les devoren a ustedes».