Se dice que cuando John F. Kennedy hizo su famosa declaración
en la radio, («no preguntes qué puede hacer
tu país por ti, sino más bien qué puedes hacer tú por el
país»), Patricia Highsmith se levantó, fue a la cocina y dio
de comer a los gatos. Estos animales, que desde siempre
han fascinado a hombres y mujeres de letras —la lista es
inagotable, pero baste nombrar a Baudelaire, Poe, Colette,
Borges, Huxley, Cortázar, Hemingway y Doris Lessing—,
fueron fi eles compañeros de Highsmith a lo largo
de su vida. Llegó a tener seis, que dormían en su cama,
se sentaban en su escritorio y fueron objeto de su obra
literaria y artística de manera sostenida. Gatos es una recopilación
de historias, poemas y dibujos dedicada a la
relación especial que la autora mantuvo con sus felinos.