El desembarco de los Aliados en Normandía marcó el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial e inauguró una lucha totalmente desequilibrada. Dos millones de soldados masacrando a 640.000 del Reich fue el atroz legado que la dictadura nacionalsocialista hizo a su propio pueblo. Por qué, cómo y en qué medida las tropas alemanas continuaron una lucha cada vez más desesperada son las cuestiones centrales de esta obra que rompe con todos los tópicos sobre esta temida fuerza.