Un pintor se retira a una casa en la montaña durante un largo verano y busca allí las condiciones propicias para terminar los cuadros de una exposición. Eso le permite reflexionar sobre aquello que mira, piensa y hace, mientras va sumando anotaciones: contrahuellas de una gran escalera que asciende la montaña para ganar visión y perspectiva aérea, una teoría de las distancias que va de la pintura a la vida.