En diciembre de 1942, un grupo de historiadores de Moscú viajó a Stalingrado. Querían documentar la batalla que se había prolongado durante meses. Hablaron con comandantes y soldados rasos, con francotiradores y paramédicos. Incluso los civiles informaron sobre sus experiencias durante la lucha. Estos documentos únicos proporcionan una visión completamente nueva de la batalla.