En su primer ensayo, el periodista cultural Oriol Rosell lleva a cabo el ambicioso proyecto de seguir el rastro del ruido en la música popular, y lo hace de manera libre y transversal, sin pretender ser exhaustivo pero proporcionando a cada paso un marco histórico y sociológico tan ameno como conveniente. Así, empieza con la aparición de la distorsión en el rock, recorre la normalización del ruido en el rock independiente y expande su mirada hacia escenas como el black metal, el japanoise, y diferentes fenómenos marginales que han provocado un cortocircuito formidable en nuestra comprensión del acto musical. Por estas páginas asoman figuras como Throbbing Gristle o Mayhem y otros nombres esenciales que nos desafían a entender el sonido.