La última novela de Amos Oz es una oda a la imaginación. Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2007 ¿Por qué escribes? ¿Y para quién? ¿Qué querías decir exactamente en tu último libro? ¿Extraes el material de tus historias de la imaginación o de la vida? El escritor, protagonista sin nombre de la novela, conoce muy bien esas preguntas, que sin duda le harán en la velada literaria que va a comenzar en el viejo centro cultural. También sabe que no tiene una respuesta sencilla que dar al público congregado ahí esa tarde. Pero de camino hacia allí el autor se ocupa del acto de la escritura. No deja de observar, de inventar biografías y tramas para los personajes que se encuentra por el camino. Pesca alguna expresión de la cara, alguna palabra casual o un gesto, y con eso hilvana una vida completa, se imagina historias de pérdidas y anhelos, escenas de amor y de seducción. Y, a medida que la noche se alarga, se va difuminando la diferencia entre lo que ha ocurrido de verdad y lo que podría haber pasado. El escritor sin nombre vaga como un espía entre personas solitarias, desamparadas, y encuentra en cada una