"«Antes, pasaba horas rumiando, mi sensibilidad me desbordaba: sentía que algo no iba del todo bien en mí, pero no sabía expresarlo. Era muy crítica conmigo y con los míos y, aunque ponía todo el esfuerzo posible para que las cosas funcionasen, eso no llegaba a ocurrir nunca». Dar rienda suelta a tu crítica interior no es una característica de tu personalidad, sino una consecuencia de tus heridas de infancia y una forma de auto protección: si tú eres dura contigo misma, nadie te podrá hacer daño. Si te has sentido alguna vez así, no te castigues más: hay otra manera de convivir con tu autoexigencia y tu perfeccionismo y lo vamos a descubrir en estas páginas.