Los moriscos nunca vencieron su vulnerabilidad, angustia, mortalidad y siempre estuvieron cuestionándose qué hacer, quién ser, por qué luchar y a qué darle valor. Vivieron dentro de un mundo interior de negación debido al sufrimiento y trauma que tuvieron a lo largo de su vida sintiendo una constante lucha interna por extrañar lo que fueron o lo que hubieran querido ser cuestionándose cosas sin encontrar respuestas a las mismas. Fueron conscientes de una realidad donde llegaron a ser lo que no quisieron ser. Donde el pasado dejó de existir. Donde el presente se transformó perpetuamente en pasado. Donde el futuro era incierto y desconocido. Y de la tristeza, la ira, la angustia, el miedo, el dolor y el sufrimiento, de ser conscientes de su propia muerte y asumir ciertos riesgos, surgió, como un comportamiento mágico y milagroso, la alegría porque esta sirvió para convertir aquella posición esquizofrénica, esa situación difícil de resolver, la resiliencia traumática a la que se enfrentaron, en nuestra señal de identidad. En lo flamenco. En lo andaluz. A través de la siguiente obra nos adentraremos, analizare