Tenemos constancia de acciones por personas fuera de la ley desde el siglo XVI. Es cierto que hubo hechos anteriores de pillaje y robos, en los siglos XIV y XV, pero el término bandolero aparece en el XVI. Estos aparecieron en aquellas zonas con unas características muy concretas o más favorables para que los bandoleros pudieran moverse en libertad y sin ser hostigadas por las fuerzas del orden. Estamos hablando de las montañas, el escenario perfecto para el pillaje y el robo. Aunque existen dos zonas clásicas donde el bandolerismo convivió con la sociedad durante siglos: Cataluña y Andalucía, también hubo bandoleros en Extremadura, Galicia, Cantabria, Comunidad Valenciana, Murcia, País Vasco, Navarra, Baleares, Madrid o Toledo. Toda España, en más o menos medida, estuvo marcada por estos personajes. Los escritores románticos franceses e ingleses mitificaron a ciertos bandoleros. Autores españoles como Lope de Vega y Cervantes también lo hicieron. Gracias a ellos han entrado en el imaginario popular personajes novelescos como Perot lo Lladre, Joan de Serrallonga, José María el Tempranillo o Lui