Este es el libro de un escritor dispuesto a todo con tal de hallar la historia de su próxima novela. O eso parece. Después de ganar un gran premio literario, zarandeado por la presión y las expectativas, comienza a buscar desoyendo cualquier consejo qué se esconde detrás de la única y brevísima escena que a duras penas ha sido capaz de telegrafiar en su cuaderno: mientras un hombre llora abatido, una ambulancia asiste a una persona a las puertas del jardín de una vieja casa.
A partir de ahí, el lector acompañará al narrador en lo que en principio parece ser una travesía por su estrafalario método de búsqueda de inspiración. Sin embargo, la vida y la literatura no tardarán en confabularse para llevarlo de un lado a otro: de un presente incierto a un pasado que no es el suyo, del desmoronamiento de su relación a descubrir nuevas formas de expresar el amor, de la inexpugnable felicidad de la escritura al devastador desgarro de la pérdida.
Esta es una historia donde, como a veces sucede en la vida, todo se funde: los comienzos y los finales, el duelo y el humor, la realidad y la ficción. Quizá porque esa sea la mejor manera de poner palabras al amor y al dolor que siempre se guarecen en lo que más queremos.