La libre improvisación musical puede acabar despertando las consciencias de quienes la practican y la escuchan; hace reflexionar y provoca al pensamiento. El público que participa se ve impelido a renovar su escucha. Una escucha que piensa y siente, que se emociona e interacciona con los improvisadores, porque la improvisación libre posee esa taumaturgia que te eleva sobre el suelo, te enajena, te distancia de ti mismo y te pone en manos de los demás, mientras que el tiempo se congela y se adentra en el terreno de la ilusión, en el que solo se vive del ùy para elù instante.
Todos los conceptos abordados a lo largo del libro constituyen, sin lugar a dudas, los cimientos y los ejes principales sobre los que se sostiene y gira la práctica de la libre improvisación musical, una actividad generadora de inteligencia emocional.