Desde las áridas estepas mongolas hasta el corazón de Manhattan, y desde Canadá hasta Australia, Ian Manook insufla en el género policíaco un aire más negro y salvaje que nunca con esta tercera entrega de la trilogía del comisario mongol Yeruldelgger. Una de las series más originales de los últimos tiempos. Los años de lucha contra el crimen y el dolor por la muerte de su hija Koshi han hecho mella en Yeruldelgger. Encerrado en un misticismo a ultranza, hace cuatro meses que el incorruptible comisario ha abandonado la policía de Ulán Bator y ha plantado su yurta en el desierto de Gobi, donde, gracias al silencio y la belleza del lugar, espera reencontrarse con las tradiciones ancestrales y recuperar la paz espiritual. Pero su retiro durará muy poco: contra su voluntad, dos jinetes extraños lo empujarán a la acción, y Yeruldelgger se verá envuelto así en un fuego cruzado entre mercenarios pagados por voraces compañías mineras, políticos inmorales, policías corruptos y jóvenes seguidores del juramento de Gengis Kan. Una maraña sangrienta en una Mongolia destripada por las excavadoras de las multinacionales, expoliada por las ansias de los especuladores y arruinada por la venalidad de sus dirigentes, y de la que Yeruldelgger, siempre fiel a sus ideales, no saldrá indemne. Tras el éxito de las dos primeras entregas, con más de medio millón de lectores adictos a las hazañas del famoso comisario de Mongolia, Yeruldelgger. La muerte nómada pone un final dramático a una de las series más originales de los últimos tiempos y supone el adiós de uno de los personajes más inolvidables de la novela negra. Reseñas:
«Una novela excelente, que cierra a lo grande la trilogía de Yeruldelgger.»
La Vie «Una tercera investigación cargada, como la vida, de una buena dosis de violencia, humor y sexo.»
Le Point «Un retrato de Mongolia a imagen del personaje que colma esta novela: alarmante, pero también portador de esperanza.»
culturellementvotre.fr «Una Mongolia inmensa, espiritual, negra. [...] Una historia inagotable, cuyo eco resuena mucho más allá de la revelación del mal y el descubrimiento del culpable.»
Corriere della Sera