El ideal de progreso se ha presentado históricamente como un significante antagónico a la noción de pobreza. Un evolucionismo simplón que entiende el avance de la historia como un camino ue dejaría atrás la miseria, de donde surge la división del mundo entre «desarrollados» y «subdesarrollados» y «la riqueza» como el concepto que encarnaría el bien absoluto. Prólogo de Sara Mesa. En este sugerente ensayo histórico, Juanma Agulles muestra la estrecha relación entre lo que llamamos «progreso» y la pobreza entendida como un elemento material inherente a esa prosperidad cuyo trasunto moral ha sido, en palabras de Chesterton, abandonar «la pesada tarea de hacer triunfar a los buenos» para dedicarse «a la labor más sencilla de hacer buenos a los triunfadores». A partir de un sólido conocimiento de las teorías, la historiografía y las investigaciones contemporáneas, Agulles desarrolla también una crítica de la pobreza en el seno del dogma desarrollista actual. Las interpretaciones culturalistas, el lugar de las personas «no empleables», las soluciones tecnocráticas o la oposición entre perdedores y triunfa