Admirado por Jorge Luis Borges y por la «joven literatura» española del decenio de 1920 (Pedro Salinas, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, José Bergamín), que veían en él a una suerte de hermano mayor, y con el cual participan en varios proyectos, Alonso Quesada (1886-1925) es uno de los autores más representativos de una fase decisiva de la poesía hispana, aquella que, con raíces en el modernismo, desemboca en pleno nudo de la vanguardia. La temprana desaparición del poeta, antes de cumplir los 39 años, no impidió que nos legara una escritura cuya singularidad y originalidad empiezan a ser valoradas hoy —ya con suficiente perspectiva temporal— en su verdadera dimensión. Una voz única. Aun perteneciendo como pocos al tiempo histórico y cultural que le tocó vivir, Alonso Quesada nos sigue hablando hoy como nuestro estricto contemporáneo.
Andrés Sánchez Robayna