Odín busca la manera de evitar el Ragnarök, el fin del mundo, en un universo lleno de magia y de fuerzas que le superan. Así comienza un viaje de iniciación en el conocimiento de todas las cosas, conocimiento que reside en una de las fuentes que alimentan al gran fresno Yggdrasil. Pero pronto descubre que no hay saber sin sacrificio: Mimir, el custodio del manantial, y al que considera uno de sus mejores amigos, se cobra un precio terrible por dejarle participar de ese conocimiento. A partir de ese momento, Odín no ahorrará esfuerzos para hacerse con la sabiduría de la fuente de forma definitiva.