Loki ya no soporta más las humillaciones de los dioses de Asgard. Su dignidad herida y un profundo rencor lo llevan a abandonar el mundo de los dioses. Ni siquiera los ruegos de su esposa Sigyn logran detenerlo. Loki adopta entonces la apariencia de un lobo negro y emprende una frenética huida que lo conduce a Jötunheim. Allí, en la tierra de los gigantes, ingresará en una vida salvaje en el Bosque de Hierro, en compañía de Angrboda, «la portadora de desgracias». Loki encontrará en ella un alma pareja y de la relación entre ambos surgirá una cadena de temibles sucesos.